Debemos recordar que nuestro Dios es santo, la santidad es su atributo más sublime y personifica su perfección, lo que significa que en Él no hay lugar para el pecado y la impureza.
“porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. 1 Pedro 1:16
Dios aborrece el pecado porque nos esclaviza y eventualmente terminará por destruirnos, así como el pecado de Sansón lo llevó a su ceguera física y al cautiverio nuestro pecado nos llevará a la ceguera espiritual y a la esclavitud.
“15 Ahora bien, ¿eso significa que podemos seguir pecando porque la gracia de Dios nos ha liberado de la ley? ¡Claro que no!
16 ¿No se dan cuenta de que uno se convierte en esclavo de todo lo que decide obedecer? Uno puede ser esclavo del pecado, lo cual lleva a la muerte, o puede decidir obedecer a Dios, lo cual lleva a una vida recta.
17 Antes ustedes eran esclavos del pecado pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado.
18 Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta.” Romanos 6:15-18
Es el Espíritu Santo quien nos hace conscientes del pecado que hay en nuestras vidas, esto se llama convicción de pecado. Una vez recibimos la convicción de pecado y el temor de Dios somos movidos al arrepentimiento.
“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Juan 16:8
Es el Espíritu Santo quien nos capacita y nos da la gracia para vencer el pecado y vivir en santidad. Pero, también es una decisión diaria que tomamos de alejarnos de todo aquello que no sea agradable ante los ojos de Dios.
“Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” Juan 16:8
El primer paso en nosotros para vencer el pecado es reconocer todo aquello que no está bien en nuestras vidas, y comenzar con un verdadero arrepentimiento de corazón.
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” Isaías 55:7
Cuando tomamos la decisión de vivir una vida de santidad e integridad debemos estar conscientes que será un camino de negación propia hasta que nuestro corazón sea perfeccionado.
“ 11 Así también ustedes deberían considerarse muertos al poder del pecado y vivos para Dios por medio de Cristo Jesús.
12 No permitan que el pecado controle la manera en que viven;[a] no caigan ante los deseos pecaminosos.
13 No dejen que ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban muertos pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer lo que es correcto para la gloria de Dios.
14 El pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven bajo las exigencias de la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios.” Romanos 6:11-14
Alimentar nuestro espíritu con la palabra de Dios, nos permite reconocer todo aquello que traerá buen fruto, y mediante sus escrituras entender cuál es el verdadero camino.
Pero no olvidemos que es el poder del Espíritu Santo, el que abre los oídos del corazón para comprender qué es lo que Dios quiere; no se trata de sacrificios ni obras humanas, sino de obedecer a Dios con la ayuda de su Espíritu Santo.
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